Tradiciones Funerarias de otros tiempos

La partida de un ser querido siempre es dolorosa, y las tradiciones funerarias nos ayudan a ponerla en un contexto adecuado para poder sobrellevarla. Desde realizar velorios a presentar flores o tirar un puñado de tierra en la tumba abierta, todas estas tradiciones nos sirven para dar un último adiós, así como presentar nuestro respeto por esa persona que ya no está con nosotros. Además de estas razones que se vinculan con lo emocional, existen motivaciones tanto prácticas como religiosas para muchas de las tradiciones vinculadas con los rituales funerarios que se realizan hoy en día.

5 tradiciones funerarias del pasado

A lo largo de la historia han existido infinidad de costumbres funerarias que hoy han caído en desuso. Si bien algunas todavía persisten en ciertas comunidades y culturas, por lo general las asociamos con tradiciones del pasado.

Aquí enumeramos cinco de las más reconocidas, y explicamos su origen. Continúa leyendo y sorprendete.

1. Monedas en los ojos

Es muy extendida la creencia de que en la Antigüedad a los muertos se les colocaban monedas en los ojos, pero no es tan así. En realidad, los griegos tenían la costumbre de colocar una moneda (un “óbolo”) en la boca del fallecido, para que pudiera pagar a Caronte su ingreso al mundo de ultratumba. Caronte era el barquero que atravesaba la laguna Estigia con las almas de los muertos para acceder al inframundo. La costumbre de poner monedas en los ojos es mucho más reciente, y tiene el objetivo de evitar que los párpados se abran durante el velorio, antes de que aparezca el rigor mortis. Cayó en desuso cuando se empezaron a ocupar del cuerpo las casas velatorias.

2. Cortarse el pelo

Para numerosos pueblos antiguos cortarse el cabello –ya sea una parte o afeitarse toda la cabeza– es una señal de luto por la pérdida de un pariente. Ya en la Ilíada se narra cómo Aquiles se cortó la cabellera por la muerte de su amigo Patroclo y la puso como ofrenda en el cadáver. Algunos pueblos originarios de América mantienen la misma costumbre, mientras que en la India es costumbre que los varones se afeiten la cabeza en honor al pariente cercano fallecido.

3. Mutilarse el cuerpo

Mientras que cortarse el cabello puede resultar hasta cierto punto comprensible, algunos pueblos llevan la manifestación de dolor y pérdida al extremo de la automutilación. Entre los siux, así como entre algunos pueblos indígenas de Papúa Nueva Guinea, es tradición cortarse parte de los dedos de las manos ante la muerte de un familiar cercano. En otros casos, la práctica se limita a practicarse cortes superficiales en el cuerpo. Por contraparte, algunas religiones prohíben explícitamente estas muestras de luto. Varios pasajes del Antiguo Testamento lo mandan así. Por ejemplo, en Levítico, donde se dice: “No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba. Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna”. Para los musulmanes, en tanto, cortarse el pelo por un fallecido es una señal de idolatría.

4. Romper la ropa

Todos conocemos la expresión “rasgarse las vestiduras” como una manera exagerada de escandalizarse ante una situación. El origen de la frase es bíblico. En numerosas ocasiones diversos personajes rompían literalmente su ropa ante un acontecimiento trágico, que podía ser la muerte de alguien o alguna otra calamidad. De hecho, es uno de los mandamientos expresar el luto de esta manera. Por eso, en la actualidad la costumbre funeraria judía incluye romper parte de la ropa a la altura del pecho, práctica que se conoce como keriah.

5. Fotos de muertos

Muchos se enteraron de la existencia de esta práctica a través de la película de terror Los otros (2001). Se trata de una costumbre más reciente, ya que la fotografía se inventó en el siglo XIX. Las fotos eran consideradas como un último recuerdo del fallecido y era habitual presentar al retratado sentado, como si estuviera posando. Aunque la práctica es del siglo XIX, es continuación de la tradición de “retratos en el lecho de muerte”, relativamente frecuentes en Europa desde los inicios de la Edad Moderna.

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